Carnaval de San Miguel
El Carnaval de San Miguel es uno de los festejos populares más importantes de El Salvador, que tiene lugar, cada mes de noviembre, durante las fiestas patronales de la ciudad de San Miguel.
Historia
Inicialmente las festividades se realizaban cada 8 de mayo, fecha de fundación de la localidad. En tales celebraciones predominaban las transacciones comerciales de mercaderes provenientes de diversas partes de Centroamérica. En 1939 el Concejo Municipal decidió trasladar el festejo al 21 de noviembre en honor de la Virgen de la Paz, patrona de la población. Durante ese tiempo se realizaban fiestas locales en los barrios de la ciudad. A medida que pasaban los años, en los casinos de la localidad se desarrollaban festivales danzantes, y adonde tenían ingreso un reducido grupo de personas. Entre esos lugares cabe destacar el Casino Migueleño. Mientras esto ocurría, en las afueras de los recintos, el grueso de la población se conformaba con escuchar la música de las orquestas que daban vida a la celebración. Entre los conjuntos más importantes de esos años cabe mencionar la Orquesta Polío, de Paquito Palaviccini y de Lito Barrientos.
En 1959 los festejos tomaron un giro diferente. Ese año fue nombrado como Gobernador Departamental Miguel Félix Charlaix, quien, al notar el aislamiento de las mayorías durante las celebraciones, decidió que las orquestas tuvieran sus presentaciones en las calles de la ciudad. Dos años después de su inicio, el carnaval tuvo un carácter internacional con la visita del presidente guatemalteco Miguel Ydígoras Fuentes y de las cinco reinas de belleza de Centroamérica. Con los años la popularidad del carnaval se extendió a todo El Salvador y los países vecinos, hasta el punto de auto proclamarse, en época reciente, como la fiesta más importante de Centroamérica. Una parte significativa de los asistentes lo conforman los salvadoreños residentes en el extranjero, especialmente de los Estados Unidos.
Me gusta tu blog es muy bonito
ResponderEliminarEl gentilicio de la población de San Miguel, es MIGUELENSE. Si bien, por regla general se utiliza el gentilicio "migueleño(a)" no es el correcto.
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